La Mañana en la Selva
La mañana en la selva comenzó con gimnasia. El león Kuba dirigió los ejercicios, poniéndose su gorro deportivo.
— ¡Uno, dos, tres, flexiones — gritó Kuba, haciendo saltos con todo su entusiasmo.
Patricia hacía inclinaciones, anotando cuidadosamente en su diario cuántas había hecho. Sofía estiraba el cuello, y Alfred practicaba equilibrio en una pierna, lo que parecía cómico con su largo nariz.
Después de la gimnasia, llegó el momento del desayuno.
— ¡Las galletas de queso son las mejores — dijo Patricia, mordisqueando sus golosinas.
Sofía disfrutaba de las galletas de palma, Kuba devoraba las de bistec, y Alfred las de hormigas.
Cuando terminaron de comer, comenzaron una sesión de consejos. La primera en acudir fue la Cotorra Polly.
— ¡Mis plumas están apagadas ¿Qué puedo hacer para que vuelvan a brillar? — preguntó preocupada.
Los detectives se reunieron. Sofía abrió un libro de plantas y encontró una receta para un té de hojas de mango.
— ¡Eso debería ayudar — dijo con una sonrisa.
El siguiente fue el Hipopótamo Enrique.
— ¡Mi camino al lago está lleno de piedras ¿Cómo puedo quitarlas? — preguntó.
Alfred sugirió usar barro como cemento para estabilizar las piedras. Kuba ofreció su fuerza para mover los grandes cantos rodados.
El tercero en comparecer fue el Zorro León.
— ¡Ayer vi a Alfredo en el bosque, comiendo miel de una colmena — anunció dramáticamente.
Patricia revisó sus notas del día anterior, frunciendo el ceño.
— ¡Eso es imposible — dijo. — Ayer tuvimos prácticas de primeros auxilios, y Alfredo estuvo en la base todo el tiempo.
— ¡Tenemos que investigar — decidió Kuba, poniéndose su gorro de detective. — ¡Vámonos!
El Doble de Alfredo y el Comienzo de la Aventura
Los animales salieron a la selva para resolver el misterio. El primer punto de parada fue la casa de la Capibara Carolina.
— ¡Vi a Alfredo ayer por la noche ¡Estaba robando mis manzanas del huerto — dijo indignada.
— ¡Eso es raro — observó Sofía, anotando todo en un mapa. — Alfredo no es muy aficionado a las manzanas.
A continuación, los detectives visitaron al Tucán Teodoro.
— ¡Alfredo se comió mis semillas del comedero — anunció Teodoro, agitando las alas.
Alfredo se mostró cada vez más sorprendido.
— ¡Nunca comí semillas ¡Debe ser un error!
La última parada fue la casa del Búho Esteban.
— ¡Alfredo estaba hurgando en mis basuras — se quejó Esteban.
Los animales estaban confundidos. Kuba ajustó su gorro y dijo:
— ¡Tenemos que encontrar pruebas en la clariana donde se vio a Alfredo por última vez!
En la clariana, los detectives notaron huellas de garras y restos de miel. Alfredo comenzó a olfatear.
— ¡Este no es mi olor — afirmó decididamente.
Patricia desplegó un mapa y propuso tender una trampa. Sofía esparció un poco de miel como cebo, y Kuba preparó una red de hojas de palma. Los animales se escondieron en los arbustos y esperaron con ansias.
De repente, escucharon un ruido entre los matorrales. Alfredo levantó su largo nariz, pero al instante salió un pequeño pájaro, asustado por su presencia. Sofía miró hacia arriba y vio cómo caían varias hojas del árbol, provocando más sonidos.
— ¡Probablemente sea el viento — susurró Patricia, ajustando sus gafas de aumento.
En ese momento, algo pesado cayó del árbol justo sobre la miel. Los animales se sobresaltaron cuando la trampa se cerró, y dentro vieron una criatura que parecía Alfredo. Tenía un hocico largo, garras y una piel de color marrón claro con un patrón negro en el vientre.
Después de un momento, la trampa atrapó a la criatura que parecía Alfredo. Tenía un hocico largo, garras y una piel de color marrón claro con un patrón negro en el vientre.
— ¡¿Qué está pasando?! — exclamó Kuba dramáticamente.
El Misterio de la Tamandua y el Regreso al Zoo
Patricia examinó cuidadosamente a la criatura atrapada a través de sus gafas de aumento.
— ¡Es una tamandua — anunció con orgullo. — La tamandua es prima del hormiguero, pero vive principalmente en los árboles y tiene un hábito nocturno. Tiene garras y cola prensiles, y también secreta una sustancia maloliente cuando está asustada.
La tamandua miró a los animales con vergüenza.
— ¡Lo siento por todo el alboroto — dijo en voz baja. — No quería molestar a nadie, pero no sé cómo sobrevivir. Viajaba a un nuevo zoológico, pero mi jaula se cayó del camión durante el transporte. Ahora estoy perdida y no sé cómo buscar comida en la naturaleza.
Los animales se miraron con preocupación.
— ¡Eso es una situación difícil — dijo Sofía, ajustando su mapa. — Pero te ayudaremos a regresar a casa.
Primero, los detectives invitaron a la tamandua a comer. Patricia le dio galletas de queso, Sofía galletas de palma, Alfredo galletas de hormigas, y Kuba galletas de bistec. La tamandua se maravilló de la variedad de sabores.
— ¡Nunca he probado nada tan delicioso — dijo con una sonrisa.
Después de la comida, los animales comenzaron a planificar la misión de rescate. Sofía revisó los mapas de la selva, y Patricia revisó sus notas.
— ¡Tenemos que descubrir qué zoológico te esperaba — dijo Patricia. — Necesitamos ayuda para organizar el transporte.
Kuba tuvo una idea y decidió contactar a su prima, la pantera Agata, quien conocía todos los senderos de los animales y tenía contactos en los jardines zoológicos cercanos. Agata llegó rápidamente a la base de los detectives.
— ¡Hola a todos — exclamó con energía. — He oído que tenemos un pasajero desaparecido. Verificaré para ustedes qué zoológico esperaba a la tamandua.
Agata utilizó sus conexiones y descubrió que la tamandua iba a ser transportada a un zoológico en Córdoba.
— ¡Está lejos, pero conozco una empresa de transporte que puede ayudarnos — dijo.
Los animales prepararon a la tamandua para el viaje. Sofía se aseguró de que la jaula de transporte fuera cómoda y segura, Alfredo empacó un poco de miel como bocadillo para el viaje, y Patricia escribió instrucciones detalladas para los conductores.
Después de unas horas, el camión llegó por la tamandua. Los animales la escoltaron hasta el lugar de carga.
— ¡Gracias por todo — dijo la tamandua con lágrimas en los ojos. — Nunca olvidaré su ayuda.
Kuba ajustó su gorro y sonrió ampliamente.
— ¡Recuerda que siempre puedes venir a visitarnos Pero avísanos con anticipación — tenemos que preparar galletas de bistec!
La tamandua prometió regresar en el futuro y se dirigió hacia su nuevo hogar. Los animales regresaron a su base con la sensación de una misión bien cumplida y comenzaron a planear sus próximas aventuras detectivescas.
Después de la misión exitosa, los animales regresaron a su base, cansados pero satisfechos con la resolución del misterio. Saltaron a sus hamacas favoritas, que se balanceaban suavemente en el viento.
Patricia tomó un vaso de limonada y comenzó a beberlo lentamente, disfrutando del sabor. Sofía extendió sus hojas de palma favoritas y comenzó a mascarlas tranquilamente, mirando el atardecer sobre el lago. Alfredo y Kuba charlaban sobre los eventos de la mañana.
Todos estuvieron de acuerdo en que a veces los momentos más hermosos son aquellos en los que simplemente se puede descansar y disfrutar de la compañía mutua. Y así, en medio del silencio de la selva, los animales detectives se quedaron dormidos, listos para sus próximas aventuras.
Verifica si el niño escuchó atentamente:
1. ¿Por qué la tamandua estaba perdida en la selva?
La tamandua viajaba a un nuevo zoológico, pero su jaula cayó del camión durante el transporte.
2. ¿Qué hicieron los animales detectives para ayudar a la tamandua a regresar al zoológico?
Los animales ayudaron a la tamandua a encontrar el zoológico correcto y organizaron el transporte, con la ayuda de la prima de Kuba, la pantera Agata.
3. ¿Qué hicieron los animales detectives después de regresar a su base?
Los animales saltaron a sus hamacas favoritas, se relajaron y disfrutaron de limonada y el atardecer sobre el lago.