Era el primer día de otoño. Los animales ya extrañaban el verano. En la selva, donde vivían, las estaciones no parecían las mismas que en otros lugares, pero tradicionalmente reconocían este día como el inicio del otoño. Se preguntaban si otros animales ya estaban preparándose para el invierno.
### **La llamada matutina**
Ese día, la llamada matutina fue muy tarde porque la Jirafa Sofía, quien debía despertar a todos y organizar la gimnasia, había mal configurado la alarma. Se despertó solo cuando la papagayo Ala gritó:
— Sofía, ¿no es tu turno de hacer gimnasia?
— ¡Oh no ¡Mi alarma no sonó — suspiró la Jirafa Sofía, estirando su largo cuello.
— Sabes, rata del desierto, a veces creo que Sofía no configura la alarma cuando no tiene ganas de hacer gimnasia, especialmente cuando el día no es soleado — dijo la papagayo, moviendo sus coloridas alas.
### **El desayuno de los detectives**
El León Kuba disfrutaba de galletas de filete, bebiendo té con jengibre caliente.
— El otoño es buen momento para el jengibre — murmuró, ajustando su querido sombrero.
La Rata del desierto Patrycja mordisqueaba galletas de queso, anotando cuidadosamente el plan del día en su diario.
— Debemos estar preparados para todo — dijo, ajustando sus gafas de aumento.
La Jirafa Sofía disfrutaba de galletas de palma, alargando su largo cuello para alcanzar las hojas más altas por la ventana.
— Lo siento por la alarma — suspiró. — Prometo que mañana me levantaré primero.
El Oso Hormiguero Alfred disfrutaba de galletas de hormigas, oliendo el aire con su largo hocico.
— Siento que hoy será un día interesante — dijo, lamiéndose.
### **Consejos para los habitantes de la selva**
Después del desayuno, las tareas de limpieza recayeron en Kuba. Luego, los detectives se familiarizaron con el plan del día, que incluía las consultas matutinas para otros animales.
Cuando abrieron la puerta para recibir visitas, el señor Kret llegó primero.
— Buenos días, animales. No veo nada en estas circunstancias — dijo, tropezando con el umbral.
— Señor Kret, usted tiene una visión deficiente — respondió la Rata del desierto Patrycja. — Por favor, siéntese en nuestra mesa. ¿Quiere una limonada?
— No, gracias. Si tienen un tazón de leche, me gustaría beber un poco.
— Muy bien, leche sin lactosa — agregó la rata del desierto, ofreciéndole un tazón.
El señor Kret contó que había notado que alguien golpeaba el techo de su madriguera. A pesar de observar y intentar muchas veces, no logró descubrir la causa.
— Esto es muy inquietante — dijo Kuba, poniéndose su sombrero de detective. — ¿Tiene ese golpe algún ritmo?
— A veces es más fuerte, a veces más suave — respondió el señor Kret. — Lo escucho principalmente por las noches y temprano en la mañana.
### **Preparativos para la investigación**
Los animales se comprometieron a llevar a cabo una misión de investigación esa tarde.
Luego, llegó el jabalí Darek. Era un joven habitante de la zona y no conocía todos los hábitos. Se presentó amablemente y ofreció compartir castañas.
— Estoy preparándome para el invierno y acumulando reservas, pero he notado que algunas de mis bellotas desaparecen de mi madriguera — dijo preocupado, rascándose la cabeza con un casco.
— Esto es muy misterioso — afirmó el León Kuba, peinando su melena. — Hoy estaremos en la zona del señor Kret, así que nos encantaría ayudar también con este problema.
— ¿Ha visto alguna huella junto a la madriguera? — preguntó Patrycja, sacando su cuaderno.
— No, nada en particular — respondió Darek. — Simplemente las bellotas desaparecen.
### **La expedición y la investigación**
Después de las consultas, los animales se reunieron en el salón para planificar su tarde.
— Debemos estar bien preparados — dijo Patrycja, desplegando un mapa de la zona. — La madriguera del señor Kret está aquí, y la guarida de Darek… ¿exactamente dónde está?
— Cerca del viejo roble — recordó Alfred. — Recuerdo ese olor.
Sofía miró el mapa desde arriba.
— En efecto, esos lugares están cerca. Tal vez estos problemas estén relacionados.
Los animales prepararon el equipo de detective: trampas fotográficas, visores nocturnos, probetas para huellas y otros accesorios. Kuba empaquetó todo en una mochila, y Sofía preparó provisión de comida para el camino: sándwiches de hojas de palma y hormigas.
— ¿Estamos todos listos? — preguntó Kuba, ajustando su sombrero.
— ¡Listos — respondieron en coro los demás animales.
### **El viaje y la resolución del misterio**
El camino a la madriguera del señor Kret pasaba por una parte densa de la selva. Sofía caminaba al frente, mirando a su alrededor con su largo cuello. Alfred olfateaba rastros, y Patrycja anotaba todas las observaciones.
— ¡Mira — gritó Sofía repentinamente. — Veo huellas de pezuñas que conducen hacia la madriguera del señor Kret.
Alfred examinó las huellas con su sensible nariz.
— Es un jabalí, pero no estoy seguro de que sea Darek. El olor es ligeramente diferente.
— Tal vez sea su primo — especuló Kuba. — Darek mencionó que tiene familia en la zona.
Siguiendo el rastro, los detectives llegaron a un pequeño montículo. Sofía, gracias a su altura, podía ver toda la zona.
— Veo la madriguera del señor Kret. Y justo encima de ella, hay algún tipo de agujero en la tierra… ¿será quizás la guarida de Darek?
Los animales se acercaron y notaron que la guarida del jabalí estaba directamente sobre la casa del señor Kret. Patrycja sacó su lupa y examinó la estructura del suelo.
— Hmm, interesante… el suelo entre las madrigueras es bastante delgado y agrietado. Veo pequeñas grietas.
Alfred se acostó en el suelo y puso su oreja en el terreno.
— Escucho algo. Parece el sonido de objetos pequeños rodando.
En el lugar, instalaron el equipo y comenzaron la observación. Kuba desplegó la trampa fotográfica, y Patrycja preparó el visor nocturno. Sofía observó la zona desde lo alto, y Alfred escuchó y olfateó.
Después de una hora de esperar pacientemente, escucharon el característico sonido: el golpe en la madriguera del señor Kret. Al mismo tiempo, la trampa fotográfica capturó movimiento en la entrada de la guarida del jabalí.
— ¡Algo está sucediendo — susurró Kuba.
### **La resolución del misterio**
La Rata del desierto Patrycja, gracias a su pequeño tamaño, pudo mirar dentro de ambas madrigueras al mismo tiempo. Observó que cuando el jabalí Darek organizaba sus bellotas en su guarida, algunas se deslizaban por una grieta en el piso y caían directamente en el techo de la madriguera del señor Kret, causando el golpe.
— ¡He resuelto el misterio — gritó la rata del desierto, saltando fuera de la madriguera. — Solo necesitamos sellar la guarida del jabalí y reparar el techo del señor Kret. Las bellotas pasan por la grieta y caen en la madriguera inferior, causando el golpe.
— ¡Ah, eso explica por qué mis reservas desaparecían — gritó Darek, que acababa de regresar a su guarida. — Pensaba que alguien las robaba, pero simplemente caían en la casa del señor Kret.
— ¡Y yo pensaba que alguien golpeaba intencionalmente mi techo — dijo el señor Kret, saliendo de su madriguera. — ¡Qué alivio saber que solo eran bellotas!
El Oso Hormiguero Alfred sacó las bellotas de debajo de la tierra con su largo lengua, y la Jirafa Sofía, gracias a su altura, pudo inspeccionar cuidadosamente el techo de la madriguera del señor Kret.
— Prometo ayudar a reparar la madriguera — dijo Sofía. — Tengo una buena vista desde arriba y puedo señalar todas las grietas.
— ¡Y yo traeré arcilla y hojas para sellar el piso de mi guarida — añadió Darek.
Kuba, con su energía característica, organizó todas las tareas de reparación. Patrycja dibujó un plan detallado de reparación, y Alfred usó su largo lengua para alcanzar lugares difíciles de acceder.
Después de varias horas de trabajo, ambas madrigueras estaban como nuevas. El señor Kret tenía un techo sólido y no filtrante, y el jabalí Darek tenía un piso impermeable, de modo que ninguna bellota podría escapar.
### **El regreso a casa**
El jabalí Darek, radiante, agradeció por la ayuda y prometió ser más cuidadoso al construir futuras guaridas para sus bellotas. Como muestra de gratitud, compartió sus mejores castañas con los detectives.
— Fue un día realmente exitoso — dijo Kuba, mientras regresaban a casa. — Resolvimos dos misterios al mismo tiempo.
— Y ayudamos a nuestros vecinos — agregó Sofía con una sonrisa.
El día terminó con éxito, y los animales regresaron a su casa sintiéndose satisfechos con su trabajo y la solución de más acertijos. Cuando el sol comenzó a ponerse, cada uno ocupó su lugar favorito en la terraza.
Kuba se acomodó cómodamente en su silla y bebió limonada, mientras narraba dramáticamente sus aventuras. Patrycja anotó los últimos detalles en su diario de investigaciones. Sofía disfrutaba de hojas frescas, y Alfred imitaba los sonidos de los pájaros nocturnos.
Mientras miraban el sol poniente, sentían satisfacción por el trabajo bien hecho y disfrutaban de la paz de la noche de otoño, ya planeando sus próximas aventuras detectivescas.