**Una Mañana Muy Especial**
En una mañana soleada, cuando los animales detectives terminaron su desayuno, la Ratita Patricia notó algo extraño debajo de su plato de galletas de queso.
„¡Mirad!” – exclamó emocionada, mostrando un pequeño trozo de papel con misteriosos signos.
El León Kuba se puso su sombrero y se inclinó sobre el hallazgo. „Hmm, parece que es un fragmento de un mapa antiguo…”
La Jirafa Sofía estiró el cuello para mirar mejor. „Estos signos conducen a una antigua cueva en el corazón de la selva…”
El Tamandúa Alfred se llevó la nariz a la nariz. „Huelo… a queso mohoso. ¡Alguien ha pasado por aquí hace poco!”
Los animales decidieron investigar el caso. Se adentraron en la selva, y Patricia guiaba el camino con una lupa. Por el camino, Kuba tropezó con una liana y cayó en un charco de barro, lo que hizo que todos se rieran a carcajadas.
Cuando llegaron a la cueva, Alfred volvió a oler el aire. „¡Este olor es cada vez más fuerte!”
Patricia iluminó la entrada con una linterna y vio… ¡un enorme trozo de queso mohoso Junto a él había una nota que decía: „Sorpresa para mis queridos detectives – Abuela Ratita”.
Los animales se rieron a carcajadas. Resultó que la abuela de Patricia les había dejado las pistas para llevarlos a una deliciosa sorpresa.
„¡Pues ya resolvimos nuestro misterio cavernícola!” – rió Patricia, repartiendo el queso entre los amigos.
Mientras regresaban a casa, los detectives se disfrutaban del queso y se reían de su propia exageración. Alfred tenía la nariz cubierta de queso, lo que lo hacía parecer un bufón y divirtió a todos hasta las lágrimas.
Así que los animales detectives vivieron otra divertida aventura, aprendiendo que a veces los mayores misterios se esconden en las cosas más simples — como un delicioso trozo de queso de una abuela cariñosa.